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abril 5, 2016 No hay comentarios

6 consejos para sobrellevar el primer día de gimnasio

En general, los primeros días son difíciles. El primer día de clase, el primer día de trabajo, el primer día de gimnasio. “El primer día de” nos enfrenta a lugares nuevos, a personas nuevas y claro que nos expone a actividades nuevas. Por eso hay que estar preparados, para poder aprovechar al máximo cada experiencia y para que nada nos tome por sorpresa. Y ahora que comenzó el año, que llegó el último ciclista y que acabó Semana de Turismo, parece que es momento de retomar la rutina y, por qué no, de hacerle frente al primer día de gimnasio.

Y es que el primer día de gimnasio es clave. De él depende nuestra continuidad. Ya hemos hablado sobre los múltiples beneficios que nos aporta hacer ejercicio físico y por eso no volveremos a hacer hincapié en ellos, pero vale resaltar que siempre que elegimos un deporte o un tipo de ejercicio es fundamental que lo elijamos con gusto, porque si no nos apasiona tarde o temprano lo terminaremos dejando (y claro que esa no es la idea).

Ahora sí, damos algunos consejos para que sea más fácil sobrellevar el primer día de gimnasio (y el día después).

Nuestras recomendaciones

El día previo a empezar tendrás que determinar cuál será tu objetivo. De tu meta dependerá cuáles actividades harás y cuánto te exigirás. Quien busca bajar de peso no cumple con la misma rutina de quien pretende ganar peso, por ejemplo. Además es importante definir si irás a clases o si irás a la sala de musculación.

El primerísimo primer día es fundamental vestir cómodo, pedir consejo, no abusar del ejercicio, y calentar y estirar, siempre. Lo primero: vestir cómodo. No importa aquello de lucir bien o estar a la moda, porque dentro del gimnasio todos van a lo mismo: a transpirar y quemar calorías. Es importante estar cómodos para poder ejercitar mejor, y lo mismo va para el calzado. También es bueno llevar una toalla para secar el sudor y una botella para hidratarte.

Comodidad

Una vez que llegaste al lugar, te recomendamos que hables con el profesor en sala, o con el encargado del gimnasio, y que le pidas consejos sobre qué y cómo hacer los ejercicios. En base a lo que le digas, la persona te hará una rutina que se ajuste a tu meta y te ayude a alcanzarla. Además te será útil para aclarar cualquier duda que te surja: ¿cómo estiro los bíceps?, ¿cómo ejercito los aductores?, ¿qué ejercicio es mejor para el corazón?, ¿cómo se usa tal o cual aparato? Esas son preguntas que un profesor puede fácilmente responder.

Otro detalle importante es el de no abusar del primer día de gimnasio, porque aunque te entusiasme haber arrancado a hacer ejercicio, el cuerpo luego te lo cobrará. No intentes hacer lo que hacen otros o esforzarte inútilmente para “quedar bien”. Lo mejor es avanzar con calma, de a poco, para luego ver los resultados en el largo plazo.

Y por último: calentar y estirar. Este es tal vez el detalle más ignorado, pero sí que importa. Si pasó mucho tiempo desde la última vez que ejercitaste, será todavía más importante porque tanto el calentamiento como el estiramiento te ayudarán a evitar lesiones que puedas llegar a sufrir. Ponen en marcha tus músculos, dan aviso de que vas a empezar a moverte y luego relajan el cuerpo, dándole a entender que estás por terminar la actividad.

El día después de ese primer día te dolerá todo el cuerpo. Pero a no desesperar, que es completamente normal, porque has ejercitado muchos músculos (que de seguro ni sabías que existían). La única manera de aliviarlo es volviendo al gimnasio, una y otra vez, para acostumbrar al cuerpo y hacer que, las próximas veces, no duela tanto. Ahora sí, ¿listo para entrenar?

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